Intervenciones comunitarias eficaces y empoderamiento de las y los trabajadores de la salud son clave para reducir la mortalidad infantil en América Latina y el Caribe

Todos las niñas, niños, adolescentes y jóvenes deberían tener iguales oportunidades de sobrevivir y de vivir dignamente. Datos del reporte del Grupo Inter agencial de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil, publicado recientemente, muestran que, pese a los avances, las múltiples inequidades entre y en los países siguen poniendo en riesgo la vida de miles de ellos y ellas en América Latina y el Caribe.

América Latina y el Caribe han logrado enormes avances en el cumplimiento de la meta de los ODS para reducir la mortalidad infantil, con el compromiso de gobiernos, organizaciones, comunidades locales, profesionales sanitarios y familias. En 2022, el número de muertes en niños y niñas menores de cinco años fue el más bajo de la historia en la región: 152,000 por año, frente a 195,000 en 2015 y a 380,000 en el año 2000. Sin embargo, una sola muerte es demasiado cuando sus causas son prevenibles. Los datos del reporte reafirman la urgencia de redoblar esfuerzos: todavía mueren más de 800 niñas, niños, adolescentes y jóvenes cada día en América Latina y el Caribe, 416 de ellos, menores de cinco años.

Las desigualdades en función del país son otro factor que determina las posibilidades de supervivencia infantil. Los niños que nacen en hogares pobres, que viven en zonas rurales o cuyas madres tienen menores niveles de educación tienen mayor probabilidad de morir. Además, la mortalidad por causas prevenibles en la juventud, particularmente entre hombre jóvenes, sigue siendo alarmante. La probabilidad específica de morir entre los jóvenes de 15 y 24 años, es de 17 para los niños y de 5 para las niñas.

Muchas de estas vidas podrían haberse salvado con un mejor acceso a una atención primaria de salud de alta calidad y de bajo costo. El personal sanitario cualificado en el parto, la atención a los recién nacidos, la atención prenatal y postnatal, los servicios preventivos como la vacunación, apoyo temprano y continuado a la lactancia materna, la mejora del acceso al diagnóstico y el tratamiento de las principales causas de enfermedad y muerte infantil, así como los esfuerzos para reducir los factores de riesgo de mortalidad, como la desnutrición, han demostrado tener un impacto positivo para salvar a más niñas y niños.

Es importante priorizar la cobertura, equidad y calidad, replicando y escalar las intervenciones exitosas en las comunidades y empoderando a las y los trabajadores de salud comunitarios como actores clave en la atención a lo largo de toda la vida.

Acerca de ONU IGME
El Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil o UN IGME se formó en 2004 para compartir datos sobre la mortalidad infantil, armonizar las estimaciones dentro del sistema de las Naciones Unidas, mejorar los métodos para la estimación de la mortalidad infantil, informar sobre el progreso hacia los objetivos de supervivencia infantil y mejorar los resultados de los países. capacidad para producir estimaciones oportunas y debidamente evaluadas de la mortalidad infantil. UN IGME está dirigido por UNICEF e incluye a la Organización Mundial de la Salud, el Grupo del Banco Mundial y la División de Población de las Naciones Unidas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Para más información visite: http://www.childmortality.org/

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